Pat Sierra

La vida

Mis recuerdos con Mercedes Sosa

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Día triste y gris, y las noticias son poco alentadoras. Una de las más grandes de la canción, está pasando por un momento difícil… la Negra Sosa está intubada con un respirador en La Trinidad, y aunque uno quiera que siga adelante, la lucecita de la esperanza lentamente se apaga.

Soy una de las tantas privilegiadas que conoce a la Negra, desde… en fin, hace más de 40 años. A f ines de la década del 60 y principio de la del 70, mi viejo iba a transmitir Festivales de Folclore. Por ese entonces, el ritmo típico del interior, había explotado en popularidad, y con mi niñez a cuestas, yo acompañaba a mi padre en sus viajes, inclusive muchas veces, he llegado a viajar en el móvil de Radio El Mundo.

Por esos tiempos, la hotelería en Argentina dejaba mucho que desear, y todos compartíamos la estadía generalmente en un mismo hotel, que pocas veces tenían habitaciones con baño privado, o sea que inclusive el baño era solo uno para todos.

También los asados formaban parte de compartir, y ese tiempo nos dejó mucho, inclusive a mi que era muy pequeña. Así conocí a Mercedes, en las instalaciones de Radio El Mundo (actual edificio Radio Nacional), y encontrándonos en los festivales.

Los años pasaron, la Negra se fue al exilio desde donde los argentinos apreciamos aún más su bella voz y su esencia de artista.

Ya de adulta, trabajando en festivales de folclore, la vida hizo que nos volviéramos a encontrar, ya en mejores hoteles. 1996 nos encontró sentadas una al lado de la otra en la entrega de los premios ACE, donde ella recordaba mi infancia y a mi viejo en la radio, contándome que por ese entonces lo escuchaba todas las noches cerrar la transmisión de Canal 9.

Nuestro último encuentro, fue en Brasil en 1997, pero en un Hotel 5 estrellas en Porto Alegre. Ella estaba dando conciertos por el sur de Brasil y como yo tenía que viajar a Porto Alegre, su representante de ese entonces me pidió que le alcance un contrato. Mis amigos brasileños que no son artistas, son científicos, estaban maravillados porque yo conocía a Mercedes Sosa.

Así es la vida. Después de ese mediodía en Porto Alegre, no la he vuelto a ver. No le pude contar que mi viejo murió en el 2000, y tantas cosas que me hubiera gustado contarle, como las charlas que mi viejo tenía con ella que me las confió antes de morir, y que fueron grandes enseñanzas para mi vida.

Ojalá brille una luz de esperanza, y que se mejore, que Dios la ilumine para que vuelva nuestra «CANTORA».

Written by Pat Sierra

1 octubre 2009 a 18:58

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Una respuesta

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  1. Muy lindo Paty, conocer a semejante Mujer debe ser algo muy especial…como cantaba ella: «…cambia todo cambia» ;se llevará sus recuerdos y tu te quedarás con los de ella.
    Beso grande

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    Miguel Romaniz

    1 octubre 2009 at 20:58


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